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Claude Monet: "Si me he dedicado a la pintura se lo debo a Boudin"

  • Foto del escritor: saratadeo
    saratadeo
  • 20 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Claude Monet y Eugène Boudin son dos de los artistas más reconocidos en el impresionismo. Sus caminos se encontraron y la vida de ambos cambió para siempre. El Museo Thyssen ha recogido a través de una exposición monográfica las obras de ambos pintores para descubrir la relaciónentre ambos. Estas muestras incluyen préstamos de museos e instituciones como el Musée d'Orsay de París, la National Gallery de Londres o el Metropolitan de Nueva York.


La presentación conjunta de la obra de Boudin no solo pretende mostrar el comienzo del aprendizaje de Monet, sino también el conjunto de las carreras de los dos artistas y los orígenes del movimiento impresionista. La muestra recoge cientos de obras de los dos pintores y muestra la admiración de Boudin tenía sobre quien fue su discípulo, Monet. Ambos artistas poseían unos intereses comunes, entre ellos, la atracción por la iconografía moderna, los efectos de la luz, que marcaron un punto de inflexión en sus lienzos, y por la naturaleza de los acantilados de Bretaña y Normandía.


Monet y Boudin se encontraron por primera vez en la primera de 1856 casi por casualidad, cuando coincideron en la papelería Gravier, en el Havre. En ese momento Boudin, que tenía 16 años más que Monet, le alagó por su figura como caricaturista y le ofreció ayuda para sus futuros trabajos. Desde aquel momento, sus historias y las de su lienzos nunca dejaron de estar conectadas. En primer lugar, las pinturas de ambos estaban centradas en los grises propios del cielo de Normandía, y pasaron a utilizar la luz clara de mar Mediterráneo.


Boudin enseñó a Monet lo que había aprendido desde su infancia. Fue hijo de un marinero, de aquí que el mar fuera una constante en la mayor parte de sus obras. De esta manera, las marinas pasaron de ser un género menor a considerarse uno de los más suplicados por los coleccionistas. Monet, por otro lado, acabó por distanciarse de las grises tonalidades de su maestro, distinción que marcó las pinturas de ambos autores. Hacia finales de la década de 1850, Boudin comenzó a realizar estudios de cielo al pastel. Su objetivo era estudiar el ambiente que le rodeaba para poder reflejar en sus obras las distintas estaciones, condiciones atmosféricas y horas del día. Es por este motivo quehan llegado a considerarle como el "rey de los cielos". Por su parte, Monet puso su empeño en extraer una moraleja mucho más directa, llegando a realizar más de un centenar de pasteles a lo largo de toda su carrera.


En 1867 Boudin aseguró que lo que le interesaba reproducir en sus escenas de playa no era tanto a las personas que disfrutaban del verano, como hacía en su momento Joaquín Sorolla. Él quería centrarse más en la luz que envuelve las formas, y que es protagonista del paisaje. Algo similar ocurre también en Monet, quien en los años noventa dejó atrás sus agitadas pinceladas de las costas de Normandía para centrarse en la vibración de la luz en torno a los objetos. Así se aprecia en su vista de El Sena en Port-Villez, pero sobre todo en Mañana en el Sena, Giverny, ambas realizadas al aire libre y completadas en el estudio.


Los lugares que visitaron son sinónimo de lo que reflejaban en sus obras. Monet visitó brevemente la Costa Azul y la Riviera italiana, junto a Renoir, a finales de 1883. Boudin llevó a cabo su primer viaje al Midi francés en 1885. Gracias a estos lugares y los paisajes que encontraban en ellos, ambos artistas sintieron cómo su percepción de los colores cambiaba según se acostumbraba a la fuerte luz del sur. A pesar de haber colaborado y aprendido juntos, no fue hasta 1874 que Monet invitó a su maestro a formar parte en la primera muestra impresionista, donde expuso siete pasteles en lo que puede interpretarse como homenaje a su mentor. Tal y como el propio escribió en cierta ocasión, "si me he dedicado a la pintura, se lo debo a Eugène Boudin".


La relación marcada entre los dos autores supuso un aprendizaje constante para ambos. Monet, quien empezaba en el mundo del arte, aprendió todos los conocimientos que Boudin ya había adquirido. Ambos construyeron un estilo conjunto basado en el impresionismo, en el que la luz y los paisajes fueron sus máximas referencias. Aun así, los dos artistas permanecieron fieles a su estilo incorporando nuevas tendencias, y Boudin se quedó un paso atrás, ya que nunca llegó a superar la mestría de la luz y el color de las composiciones de su aventajado discípulo. Aunque algo sí está claro, si Monet y Boudin no se hubieran conocido, no podríamos disfrutar de exposiciones como la que ha elaborado el Museo Thyssen.

 
 
 

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