Flora González: "No somos influencers sino prescriptores de moda"
- saratadeo
- 16 dic 2018
- 3 Min. de lectura
La moda siempre se ha considerado un fenómeno social capaz de identificar la cultura de una comunidad. En etapas anteriores, el estilismo reflejaba una clase social determinada, y en pleno siglo XXI, la moda ha ido más allá y se ha transformado en una manera de expresión individual. La industria de la moda ha pasado por diversos periodos de metamorfosis y se ha ido reiventando desde su origen, aunque la etapa que más ha marcado a esta industria ha sido la era digital, y con ella, la irrupción de la web 2.0.
La capacidad que aportan las redes sociales de mantener un contacto constante con el público las ha posicionado como la herramienta perfecta para difundir las acciones de las marcas y vender sus productos. La industria de la moda no ha pasado desapercibida en esta era de la digitalización y ha sido capaz de adaptarse a los nuevos formatos multimedia, lo cual le ha favorecido de manera económica y financiera.
Por otro lado, la era digital ha traído consigo la aparición de una nueva figura conocida como “influencer”, que es aquella persona que posee la capacidad de “movilizar e influir sobre las decisiones de las personas que forman su comunidad de seguidores en las redes sociales”, afirma la revista de moda Elle.

Los orígenes de esta figura se remontan al año 2009, cuando la marca Dolce & Gabbana invita a unos de sus desfiles, Spring Summer’10, a diversos críticos de moda como Bryan Boy, Garance Doré, Scott Schuman y Tommy Ton. Estos bloggeros comentaban en directo y en sus redes sociales todos los aspectos más relevantes del certamen de moda, lo que tuvo una gran repercusión en los medios y provocó que los influencers empezaran a tener un impacto significativo en la industria de moda. Las diferentes empresas empezaron a vislumbrar un mercado particular en aquellas personas que tuvieran un elevado número de seguidores, de ahí a que puedan colaborar con esas marcas que buscan implementar una estrategia de marketing de influencers.

La industria de la moda no hizo ninguna excepción con Flora González. La periodista y presentadora andaluza consiguió aumentar el número de seguidores en Instagram al formar parte de la Cadena Cuatro, ya que “es una programación dirigida el sector joven”. De esta manera, Gónzalez se ha convertido en una referente de moda para más de sus 50.000 seguidores que visualizan su contenido diario y siguen sus tendencias. Asimismo, la periodista ha patrocinado diversas marcas de la compañía textil Inditex, así como diversos productos y salones de belleza.

Flora González siguió una estrategia en las redes sociales que le permitió consagrarse como influencer. Sin embargo, la periodista posee una manera diferente de analizar este tipo de figuras, ya que para ella cuando una persona “recomienda una colección, está haciendo un proceso de análisis y argumentación que la sitúan como prescriptora y no como influencer”.
La moda es la manera que tenemos de mostrar cómo somos o cómo nos sentimos, de ahí a que ser prescriptor de esta industria pueda llegar a convertirse en un estilo de vida, pudiéndolo combinar con otras actividades. Según Flora González, “puedes ser periodista y prescriptora a la vez, y eso es lo fascinante de esta profesión”. La industria de la moda considera esta actividad de promoción como un oficio con remuneración, cuya finalidad es la de crear y mantener la alianza marca-influencer, es decir, lograr una comunicación congruente y genuina con el fin de crear una satisfacción y aceptación natural con su perfil.
Las redes sociales han cambiado la esencia de la comunicación interpersonal. En el ámbito de la moda, nos acerca a un público con diferentes perspectivas y gustos estilísticos que pueden convertirse en fieles seguidores de lo que sentimos. La moda, como forma de expresión, consiste en mostrar una pequeña parte de todo lo que somos. Como Flora González afirmaba, “la ropa que lleve puesta determinará mi estado de ánimo”, y las redes sociales serán reflejo de ello.
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